Los campos electromagnéticos (CEM) ocurren en la naturaleza, y por lo tanto siempre han estado presentes en la tierra. La vida en sí misma existe por el intercambio eléctrico entre el medio y los seres vivos.
El 80% de la dosis anual de radiación de fondo que recibe una persona procede de fuentes de radiación naturales, terrestres y cósmicas.
Organización Mundial de la Salud, OMS
Sin embargo, durante el siglo XX, la exposición ambiental a fuentes de CEM hechas por el hombre, se ha incrementado sin parar, debido a la demanda de la electricidad, las siempre crecientes tecnologías inalámbricas y los cambios de prácticas laborales y conductas sociales. Todos estamos expuestos a una mezcla compleja de campos eléctricos y magnéticos a muchas frecuencias diferentes, durante todo el día: en el hogar, en el trabajo, e incluso en la calle. Los efectos potenciales en la salud debido a los CEM producidos por el hombre ha sido un tema de interés científico desde finales de los años 1800, y han recibido particular atención durante los últimos 30 años. Los CEM pueden ser divididos en un sentido muy amplio en campos eléctricos y magnéticos estáticos y de baja frecuencia donde las fuentes más comunes incluyen las líneas de energía, los artefactos electrodomésticos, las computadoras y campos de alta frecuencia o radiofrecuencia, siendo las principales fuentes los radares, las instalaciones de radio y televisión, los teléfonos móviles y sus estaciones bases, los calefactores de inducción y los dispositivos antirrobos. Hemos diseñado unas imágenes para explicarte mejor como influyen estos factores que nos rodean.
Cada vez que enciendes el televisor, te conectas a internet o hablas por teléfono, las ondas eléctricas y magnéticas de esos aparatos generan una niebla electromagnética que no puedes ver, ni oler, ni oír… son invisibles, pero te rodean y sientes inevitablemente.
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El ser humano solo ve un ínfimo rango del espectro electromagnético que circula alrededor de nosotros gracias a la luz solar. La luz no visible ilumina el mundo de formas muy diversas.
A diferencia de las radiaciones ionizantes (los rayos X, rayos gamma y rayos cósmicos) encontrados en la parte más alta del espectro electromagnético (a la derecha de la gráfica), cuyas radiaciones existen en máquinas de rayos X para radiación terapéutica y elementos radiactivos tanto naturales como artificiales; en los CEM son muy débiles para romper enlaces que unen las moléculas que forman las células, por lo tanto son llamados radiaciones no ionizantes (a la izquierda de la gráfica).
¿QUÉ NOS OCURRE CUÁNDO ESTAMOS EXPUESTOS A CAMPOS ELECTROMAGNÉTICOS?
Debido a que somos seres bioeléctricos nos cargamos de tensión eléctrica durante el día. Las corrientes eléctricas existen naturalmente en el cuerpo humano y en el planeta Tierra. En la atmósfera hay una tensión entre la acumulación de cargas negativas más cerca de la superficie terrestre y el aumento de las cargas positivas a medida que nos separamos de la corteza. Esta polaridad es una parte esencial en las funciones del ser vivo; la mayoría de reacciones bioquímicas del ser humano, desde aquellas asociadas con la digestión hasta aquellas comprometidas con la actividad cerebral, incluyen procesos eléctricos.
Reaccionar a los cambios en el ambiente es algo normal en nuestra vida. Los efectos de la exposición externa a CEM en el cuerpo humano y células dependen principalmente de la frecuencia, de la intensidad más el tiempo de exposición. Sin embargo, el cuerpo podría no tener mecanismos de compensación adecuados para mitigar todos los cambios eléctricos o fuerzas ambientales. La exposición ambiental prolongada, aún si fuera pequeña, puede constituir un riesgo para la salud si desencadena estrés en el cuerpo. Y a cada uno de nosotros nos afecta de manera diferente, hay personas más sensibles y otras menos a según qué tipo de campos y radiaciones. Pero los síntomas más comunes son: fatiga, estrés, insomnio, desequilibrio sistema nervioso, alteraciones de la visión, cambios de temperatura del cuerpo y piel, dolor muscular y articular, alteraciones en la sangre, que pueden desencadenarse en diferentes patologías. Si sientes alguno de estos síntomas repetidamente podemos explorar su causa.
Nos equilibra y nos mantiene la salud encontrar fuentes de cargas o iones negativos, electrones, cómo los que libera la naturaleza; andar descalzo en la tierra ya sea en la montaña o la playa, el agua, las plantas, los árboles y tantos otros. Hemos olvidado que formamos parte de la Naturaleza y que sin ella no podemos sobrevivir.
Si consideramos que la arquitectura debe ayudarnos a mantener nuestro estado de salud, debería poder ser un factor que nos ayude a ionizarnos negativamente y a mantener nuestro equilibrio eléctrico.
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¿QUÉ PUEDES HACER PARA REDUCIR TU EXPOSICIÓN A ESA NIEBLA INVISIBLE QUE TE RODEA?
La polución electromagnética también está en paredes, techos y espacios abiertos. Basta con que haya señales radioeléctricas para que se genere esa contaminación. En La Casa Marta te explicamos al detalle como evitarlo.
Algunas sugerencias que recomendamos para reducir las cargas dentro de la casa, sobretodo dónde realizamos actividades vitales de larga duración, como dormir o trabajar son:
- apagar el wifi si no es necesario, usar internet con cable LAN. Y poner los dispositivos en “modo avión” por la noche
- desenchufar los aparatos eléctricos de la corriente alterna cerca de la cama
- asegurar una correcta instalación de toma a tierra
- no usar aparatos eléctricos durante mucho tiempo cerca del cuerpo
- vivir en un entorno natural, o rodeado de plantas
- hablar por el móvil con auriculares, separando el dispositivo del cuerpo
- desconectar los datos móviles cuando tengas el móvil cerca. Sólo conectar los datos cuando sea necesario mandar mensajes
- colocar filtros que limpien el “electrosmog” – “electricidad sucia” que crean los electrodomésticos en la red eléctrica
- vestir con fibras naturales y materiales bioconductores
- realizar un estudio de tu espacio vital; en casa o lugar de trabajo, para descartar posibles fuentes de radiación y campos electromagnéticos desfavorables para tu salud